Martes, 24 Marzo 2015 08:08

Un gran número de ARNm se mueve entre distintos órganos de una planta

Un grupo del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC (CNB), en colaboración con investigadores del Instituto Max-Planck de Golm (Alemania) y de la Fundación Noble (USA) han descubierto que una proporción importante de los RNAs mensajeros de una planta se mueven entre distintos órganos. De hecho, se estima que más del 25% (8000) de los RNAs mensajeros son móviles.

ArabidopsisPara demostrarlo los investigadores han utilizado una estrategia basada en la obtención de injertos entre ecotipos de plantas que muestran suficientes diferencias de secuencia de sus RNAs como para poder detectar la presencia de RNAs móviles que atraviesan el sitio del injerto en la planta receptora. Esta investigación se publica en el último número de la revista Nature Plants. Javier Paz-Ares, co-director del estudio junto con Fritz Kragler (Alemania) y Wolf Scheible (EE.UU.), explica que aunque la actividad de los RNAs mensajeros se ha asociado tradicionalmente al sitio donde se sintetizan, se conocían un pequeño número de excepciones de RNAs que se mueven. “Lo que constatamos en nuestro trabajo y en otro reciente de otro grupo es que el movimiento de RNAs es más una de las reglas que la excepción”.

Independientemente de su interés intrínseco, estos resultados suscitan más preguntas que las que contestan. En concreto, ¿Cuál es el significado biológico de estos resultados? ¿Para qué se mueven los RNAs? ¿Tienen los RNAs funciones distintas en el sitio de síntesis que en el lugar al que se mueven? ¿Cómo se regula el movimiento de RNAs?

En otro orden de cosas, los resultados, explica Paz-Ares, demuestran que hay movimiento de material con información genética hereditaria a través de injertos de plantas y los injertos de plantas se utilizan por el hombre desde la antigüedad; se considera que los injertos entre especies vegetales ya se utilizaban en la civilización china hace 4000 años. Por ello, llevamos mucho tiempo comiendo frutas con RNAs que en buena lid no les pertenecen. Dado que no se tiene ninguna evidencia de que tal práctica haya supuesto ningún peligro para la especie humana o para el ecosistema, cabría preguntarse si están justificadas la posiciones tan contrarias por una buena parte de la sociedad a la utilización de organismos modificados genéticamente con genes de especies relacionadas o si se puede sosegar el debate, concluye Paz-Ares.