Los resultados publicados por Guadalupe Sabio en la revista Genes & Development muestran que la falta de la proteína JNK1 en el cerebro de ratones hace que estos coman menos, se ejerciten más y, por tanto, gasten más energía. De este modo, incluso comiendo dietas ricas en grasas, se mantienen delgados.
Los científicos que tratan de estudiar la diabetes de tipo 2 están muy
interesados en la obesidad. Principalmente, por que las personas con
sobrepeso tienen muchas más posibilidades que las delgadas de acabar
padeciendo diabetes. Entre los modelos animales que se utilizan a la
hora de aprender sobre la diabetes, los ratones knockout
que no producen la proteína de señalización celular JNK1 son uno
de los que más información están generando sobre los mecanismos
que hacen que las dietas ricas en grasa induzcan la aparición de la
diabetes.
Cuando un ratón se alimenta con comida con un elevado contenido en grasa, además de engordar, desarrolla diabetes. Sin embargo, si este ratón carece de la proteína JNK1, se mantiene delgado y no sufre diabetes. Este resultado hace preguntarse a los científicos si el ratón no es diabético debido a que no tiene JNK1, o por que no engorda. En un intento de encontrar la respuesta, la investigadora del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC Guadalupe Sabio, en colaboración con Roger Davis del Howard Hughes Medical Institute en Massachusetts, ha generado diferentes ratones en los que esta proteína no se encuentra en diversos tejidos y órganos.
En estudios anteriores habían comprobado que cuando carecían de esta proteína en el músculo o en el tejido adiposo, los ratones, que seguían siendo obesos, tenían unos síntomas de diabetes muy moderados. Ahora han comprobado que la falta de JNK1 específicamente en el cerebro de los ratones, bloquea la ganancia de peso producida por las comidas con elevado contenido graso. Guadalupe Sabio piensa que el motivo podría estar en el mayor consumo de energía que ha detectado en estos animales y en los altos niveles en sangre de hormonas producidas por el tiroides, una glándula localizada en el cuello que controla la velocidad a la que utilizamos la energía y fabricamos las proteínas y que regula también la sensibilidad del organismo a otras hormonas.
Los
resultados obtenidos con estos experimentos muestran la importancia
de la proteína JNK1 en el sistema nervioso a la hora de regular el
metabolismo del organismo. Su carencia, exclusivamente en el cerebro,
hace que los ratones coman menos, sean más activos y, por tanto,
tengan un mayor gasto energético. Esto provocaría que se mantengan
delgados incluso cuando ingieren una alimentación rica en grasas.
El verdadero motivo por el que se producen estos efectos no es del todo conocido y abre un nuevo campo de investigación en el modo en el que el cerebro regula la cantidad de comida que ingerimos. En este aspecto es interesante una de las observaciones de esta investigación: alimentados con un tipo de comida muy grasa, los ratones sin JNK1 en el cerebro tienen una mayor cantidad de receptores de una hormona encargada de regular la saciedad, la leptina. De este modo, con los mismos niveles de dicha hormona, al haber más receptores, su efecto es mayor, lo que lleva a estos animales a comer menos.