Jueves, 24 Septiembre 2015 23:04

El señor del anillo y los guardianes de la división bacteriana

El señor del anillo y los guardianes de la división bacteriana Cabre et al. 2013 JBC

Para proliferar, bacterias como E. coli forman un anillo que va estrangulando su membrana hasta que la célula original se convierte en dos. La proteína FtsZ es la base de esta estructura, pero el proceso no sería posible sin el apoyo de muchas otras. En un artículo publicado recientemente, investigadores del CNB-CSIC resumen cómo toda esta compañía de proteínas se coordina para que nada falle.


 Cuando a una bacteria le llega el momento de dividirse, la membrana de su zona media se dobla hacia el interior. Este doblez toma el aspecto de un valle que recorre el ecuador de la célula y que se hace cada vez más profundo hasta, finalmente, dar lugar a dos bacterias hijas.

Un artículo de revisión publicado por investigadores del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC (CNB-CSIC) explica cómo todo un arsenal de proteínas trabajan juntas para completar esta misión. El estudio ha sido publicado este mes en la revista FEMS Microbiology Reviews.

Según explican los científicos, el protagonista de este proceso es la proteína FtsZ que se ensambla en el interior de la célula para formar un anillo alrededor de su ecuador. “Pero, en las bacterias, FtsZ no actúa sola, sino asistida por al menos otras diez proteínas con las que se asocia e interacciona”, explica Miguel Vicente autor principal del artículo.

Dos de las autoras del estudio, Cristina Ortiz y Laura Cueto, afirman que “entender el mecanismo de división bacteriana es fundamental para poder desarrollar nuevos antibióticos”, y añaden que con ellos se podrían sustituir los utilizados hasta ahora, que ya no son eficaces contra los nuevos patógenos resistentes.

Como si de la novela de Tolkien se tratara, los investigadores explican que a FtsZ, el señor principal del anillo, le acompañan FtsA y ZipA, otras dos proteínas esenciales para completar la estructura. Junto a estas tres, hay otras que se encargan de asegurar la localización adecuada y el momento oportuno, así como de destruir el anillo una vez la misión ha concluido.

Según los autores, cada célula necesita entre 3000 y 5000 moléculas de FtsZ, de 50 a 200 de FtsA y hasta 1500 de ZipA para completar el anillo.